Las primeras mujeres 'bolonias' en seis siglos y medio
ABC convive tres días con los becarios del Real Colegio de España en Bolonia en el primer curso que ha recibido alumnas

Por primera vez desde 1364 diez jóvenes mujeres –con brillantes expedientes académicos– están disfrutando de una beca de doctorado en el Real Colegio de España en Bolonia, la prestigiosa institución privada que fundó el cardenal Gil de Albornoz hace seis siglos y medio y que, ... hasta ahora, solo admitía hombres. Tras un año en el que el colegio estuvo cerrado por la pandemia de Covid, los colegiales varones han compartido este curso por primera vez con compañeras . Entre ellas, hay historiadoras, juristas, una pedagoga, una arquitecta y una criminóloga.
Con este motivo, un equipo de ABC ha convivido durante tres días con los alumnos de esta institución que simboliza la excelencia académica y cuya pervivencia es un auténtico milagro. De hecho, es el único colegio de origen medieval que sigue abierto en la Europa continental. Ha sobrevivido a guerras, incautaciones, expolios, ruinas, intrusiones e intentos de apropiación por parte de distintos gobiernos –ahora hay varios pleitos judiciales pendientes–. Pero el Real Colegio de San Clemente de los Españoles ha resistido gracias a su independencia económica. Y es que sigue siendo una institución privada que se financia con el fabuloso patrimonio que dejó el cardenal sin recibir subvenciones públicas.
Con toda normalidad
Como era de esperar, la incorporación de las mujeres al colegio se ha desarrollado con «toda normalidad». Así lo cuentan los colegiales (tanto ellas como ellos) y el rector, Juan José Gutiérrez Alonso, quien también destaca «el ambiente de respeto, camaradería y libertad» que se respira en el centro. Y todo ello, afirma, se ha hecho respetando la voluntad del fundador .
Aunque el cardenal quiso destinar su inmenso patrimonio a la formación de hombres españoles y católicos –y con ese fin mandó construir el Colegio de Bolonia–, dejó la puerta abierta a que, además de esas becas masculinas, se pudieran conceder otro tipo de ayudas. Y eso ha permitido crear las becas Santa Catalina destinadas a mujeres.

Quienes aspiren a ellas deben ser españolas, católicas practicantes, menores de 30 años y licenciadas o graduadas con muy buenas calificaciones, y no deben ser funcionarias públicas. Son los mismos requisitos que se exigen a los hombres y, si los aspirantes no dan la talla, las becas se quedan vacantes; no hay obligación de cubrirlas, afirma el rector.
Para incorporar a las nuevas colegiales, relata, ha habido que esperar a que el colegio equilibrara sus cuentas tras la reforma a la que fue sometido el impresionante palacio que lo alberga, lleno de obras de arte. La reforma duró 32 años (1978-2010), costó millones de euros y fue reconocida con el premio Europa Nostra a la conservación en 2012.

Una vez equilibradas las cuentas, el colegio adquirió hace unos años una mansión situada al lado del palacio, la reformó y la convirtió en colegio mayor. En comparación con las habitaciones de los chicos –proyectadas en la Edad Media–, las de ellas son mucho más confortables : tienen aire acondicionado y disponen de modernos cuartos de baño. En esa casa duermen y desayunan las diez becarias, pero el resto de la vida la desarrollan en el palacio original, donde el rector almuerza con los alumnos de lunes a viernes a la una y media de la tarde.
La puntualidad, la buena educación y el respeto son sello de la casa. También la libertad. Hay portero las 24 horas
Igual que en los mejores colegios británicos, los escolares se sientan a la mesa con chaqueta y corbata y ellas con ropa equivalente. La cena se sirve a las ocho. El portero del colegio toca la campana del patio quince minutos antes de cada comida. La puntualidad, la buena educación y el respeto son sello de la casa. También la libertad. Hay portero las 24 horas. El ocio es compatible con el estudio. «Y hay un equilibrio entre las distintas formas de vivir la religión», añade el rector.

Todos los domingos por la tarde hay misa en la capilla del colegio . La asistencia es voluntaria, y el pasado domingo acudieron todos los alumnos. Las misas las oficia el padre Manolo, un sacerdote gallego que ha recorrido medio mundo antes de recalar en Bolonia, y lo hace en italiano, idioma que han estudiado todos los alumnos para poder cursar el doctorado en la Universidad de Bolonia .
Misa y concierto
El domingo pasado fue un día muy especial para el colegio porque, tras la ceremonia religiosa, volvió a abrir sus puertas a la sociedad boloñesa tras dos años de pandemia. Al ponerse el sol, se ofreció un concierto en el impresionante 'cortile' (patio) del palacio y, al terminar, la soprano Elena Bernardi interpretó el 'Ave María' de Schubert. Tras el concierto se sirvió un cóctel y los colegiales estuvieron conversando con los invitados hasta pasada la medianoche . Así renovaron la relación que mantiene el colegio desde hace siglos con antiguas familias italianas. Una de ellas les invitó a visitar su castillo en los próximos días.

Y es que uno de los motivos de orgullo del Real Colegio de San Clemente de los Españoles es su integración en la sociedad de Bolonia. Y ponen como ejemplo que cuando Napoleón lo incautó en 1812 y sacó a subasta el palacio en tres ocasiones, ningún boloñés quiso pujar para no ser cómplice del expolio . Además de las becas, el Colegio de España hace otro tipo de obra social. Ahora, por ejemplo, tiene acogidos a algunos refugiados ucranianos. Y la sociedad boloñesa lo agradece.


Una de las becarias de la primera promoción femenina es Marina Perruca, doctoranda en Historia Moderna en la Universidad Rey Juan Carlos que está realizando una tesis en régimen de cotutela internacional con la Universidad de Bolonia. Marina cuenta su experiencia en el Colegio de España : «No hay ninguna diferencia entre mis compañeros y yo. Somos iguales a todos los efectos». Añade que «todavía hay gente que está esperando que nosotras demos los mismos resultados que nuestros compañeros, y así lo haremos, como lo han hecho en otras universidades otras tantas mujeres, doctoras, profesoras y catedráticas». Y en cuanto al alto nivel académico de Bolonia, afirma: «El peso de la historia es el que es, y no vamos a ser menos».

Realidad extraordinaria
Para Noelia Betetos, su experiencia en el colegio «es mejor de lo que me imaginaba». En su opinión, es necesario vivirlo para «darse cuenta de la realidad extraordinaria que se vive aquí, donde te rodeas de personas que tienen tus mismos problemas, tus mismas inquietudes y tus mismas expectativas de vida» También Irene Rufo puntúa su experiencia boloñesa «con un diez» y califica de «súper enriquecedor» el régimen de cotutela de las tesis.
Susana Sánchez González está preparando una tesis sobre el agente encubierto como medio de investigación en la instrucción penal, «un asunto de delincuencia organizada y mafia muy presente en Italia», explica. «Yo pertenezco a una familia humilde y necesitaba una beca para realizar el doctorado. Sin el Colegio de España, no podría haberme permitido esta estancia en Italia ni dedicarme a investigar».

Los nombres de estas cuatro doctorandas y los de Patricia Fernández Blanco, Ana Martín, Laura Navas, Victoria Fernández y Cristina Domingo Jaramillo se sumarán a la lista de los 2.500 colegiales ('bolonios') que han pasado por el Colegio de España desde su fundación. Entre ellos, Antonio de Nebrija, el conde de Romanones, Matías Cortés o el bioquímico Juan Carlos Izpisua. Como dice Felip Alba, que se doctoró el año pasado en Bolonia y ya tiene una plaza en la Universidad de Baleares: «Cuando uno coge el avión a Bolonia, tiene la sensación de que le va a cambiar la vida».
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